Duerme mi lindo Trujillo entre rojos tulipanes bordado de flamboyanes como silencioso nido Eres remanso tranquilo eres jardín en el valle ensoñación inefable prolongación de un idilio Cuando subo a la montaña miro de lo alto a lo hondo y se retrata en el fondo como cristal que no empaña El Loíza que te baña y al margen de su recodo te va filtrando un tesoro de rubia arena y de caña Y en la charca transparente de la gran comba serena en noches de luna llena vuelca su arco reluciente, tu centinela de puente y es invertida diadema suspendida en la corriente aunque se vaya la arena... De tus delicados lirios a lo largo del Loíza lleva un secreto la brisa que lo roba con sigilo Cuando en sus pausados giros en una tierna caricia les regala una sonrisa y les arranca un suspiro La tortuosa carretera que serpentea en tu entrada es una cinta enlazada que parte en dos la ladera... Y en invierno y primavera se ve con flores regada... Es que flora perfumada es tu bendición eterna. Y cuando rompe la calma y su ira desenfrena el Río Grande, ruge austera su corriente y se derrama sobre la ancha rivera; y a tus manteles de grana prende girones de arena con alfileres de palma