By Juan Alegría Rivera Por fin, en las riberas del Dorado querido, las corrientes del Plata, que corren sin cesar, traen a sus orillas sus perlas y corales, que emergen adornando desde el fondo de la mar. Que emergen adornando desde el fondo de la mar. Son lindas sus montañas, que alegran el paseo, aspirando las brisas que vienen desde el mar, y en las noches de calma, reciben las caricias, de las pampas alegres en que duerme el terrenal. De las pampas alegres en que duerme el terrenal. Los días de mi vida que ufano consagré al culto del estudio con incesante afán. Hoy, son óptimos frutos que en generoso empeño, al pueblo doradeño aquí vengo a brindar. Al pueblo doradeño aquí vengo a brindar.